Por: El Rev. P. Francisco de la Rosa.
Desafortudamente la Parroquia San Pedro Apóstol no ha sido excesión al impacto negativo que ha provocado la pandemia del Coronavirus (COVID-19). Nuestras actividades pastorales y proyectos sociales fueron frustrados por esta condición sanitaria. Pero aún así en medio de esta terrible realidad siempre hay una palabra de vida y esperanza de parte de Dios Padre.
Aunque ciertamente haya habido un ausentismo de la feligresía por lo que implica esta enfermedad, no así, la fe se haya desmayado del todo. Hemos podido mantener en la parroquia una animación en la fe a través de los medios tecnológicos y comunicacionales, como son las Redes Sociales, plataformas digitales y virtuales, como tambien la radio local.
Las celebraciones eucarísticas dominicales al inicio transmitida por facebook live, las oraciones, Evangelio diario y otros mensajes orientativos o de carácter informativo y de evangelización han ayudado lo suficientemente para tener conectada y activa nuestra feligresía.
Luego en la fase de desescalada de la pandemia se abrió la posibilidad de recibir un grupo reducido de parroquianos a las misas presenciales en el interior del Templo. Esto ayudó aun más el deseo de colmulgar, orar y verse las caras entre los hermanos de la comunidad. En todos los sentidos ha sido una bendición de Dios que nos hayamos mantenido así a pesar de las limitantes.
El Coronavirus vino a nosotros a imponernos un nuevo estilo de vida, una nueva forma de ser y hacer difrente lo que estabamos acostumbrados hacer; sea para bien o no, en fin, a esto hemos de sacarle partida, sin lugar a dudas.
Las medidas tomadas por nosotros como iglesia han sido las sugeridas por las autoridades sanitarias y el protocolo eclesial de la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED), guardar el estrícto distanciamiento físico y social, el uso de mascarillas y los métodos de higiene han ayudado mucho. Claro está que ha mermado la presencia sustancial de la feligresía por el segmento vulnerable a la enfermedad en su mayoría envejecientes. Recordemos que gran parte de las personas que asisten a la iglesia son mayores de 50, 60, 70 y hasta 80 años que hay que proteger de todo contagio.
Las reuniones de las diferentes pastorales también han mermado por la situacion, pero a través de los medios digitales están en contacto permanente.
La catequesis al igual que la escuela fueron interrupidas. Estamos buscado nuevas estrategias para ver cómo podemos continuar con la enseñanza religiosa de nuestros niños y adolescentes.
En fin, después de la pandemia, se nos impondrá la necesidad de reahacer la pastoral de todas las parroquias. Aunque no hemos dejado se hacer lo necesario para continuar con la animación pastoral. El equipo de pastoral sigue reuniendose cada quince días para seguir con los trabajos y formación de las comunidades eclesial de base. Las acciones sociales se siguen desaerollando con sus limitantes.
En todos los sentidos, seguimos con las manos puestas en el arado sin mirar hacia atrás para seguir construyendo, con nuestras buenas acciones, un mundo mejor para que el Reino de Dios se haga visible a todos. Dios nunca nos abandona, su mano fuerte y firme nos acompaña siempre.
Bendiciones del Padre Francisco.🙏
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