sábado, 28 de noviembre de 2020

ARTÍCULO; ¡Tiempos para crecernos!


¡¡Tiempos para crecernos!!

Por: Carlos Ramírez, M.A.

 

¡¡¡¡Enhorabuena gentes amadas y profundamente importante para la perpetuidad del género humano, consideración con la que muchos coinciden!!!!

Me he arrogado el permiso de los receptores de estas lucubraciones, tal vez inconsultamente, para iniciar el presente llamado reflexivo de corte social, con la aseveración que dice: ¡Es el tiempo para crecernos!

El mundo de nuestros días se haya viviendo una de las peores crisis sanitaria que se tenga memoria. Comparada por su índice de letalidad (muertes) con la gripe española (1918) que dejó un saldo de millones de decesos, hace aproximadamente cien años, nos referimos a la Pandemia del Covid-19. Por tanto, es inocultable la preocupación global ante la impotencia de no tenerse a mano en el menor tiempo posible el antídoto o vacuna que devolvería el sosiego a la población mundial. Aunque en este particular, es alentador saber que la comunidad internacional de científicos ya se encuentra en la fase de experimentación de la vacuna que tanto anhelamos para lidiar con éxito frente a la pandemia. ¡Gracias a Dios!

Lo cierto es que esta experiencia no deseada donde una pandemia y su látigo cruel nos golpea incesantemente, ocasionando centenares de lutos que llenan nuestras familias de dolor, sumado a los deprimentes números de contagios en olímpico ascenso, francamente plantea la necesidad de darnos un abrazo sincero como Nación Dominicana. Así levantaremos al pináculo del cielo nuestra fe y moral. Con la salvedad que este abrazo entre nosotros debe impregnarse de solidaridad y reflejar ante todo que somos un pueblo de amor. ¡¡¡¡De modo que es tiempo de crecernos!!!!

En el contexto de la crisis que forzosamente padecemos por causa del coronavirus, cierto es que desde ya debemos asimilar los cambios socioculturales y económicos que heredaremos de la problemática´. Ya jamás seremos el mismo país. Y con optimismo pregono que la oportunidad ahí está para convertirnos en mejores personas. En palabras llanas, podemos construir a la luz de nuestras acciones humanísticas como lo impone la circunstancia, una mejor patria en donde el común denominador sea la justicia social. ¡¡¡¡En tal sentido es tiempo de crecernos!!!!

Frente al estado de calamidad social que innegablemente padecemos a raíz de la pandemia es un hecho incontestable que todos debemos articular esfuerzos y voluntades para socorrer a los más vulnerables. Aquellos que han sido golpeados inmisericorde por la epidemia y súbitamente han visto menguar sus fuentes de ingreso económicos o como si fuera poco, quedaron desempleados. Justamente es aquí y frente a este cuadro en donde tiene razón de ser la inefable solidaridad para con el prójimo.

 Estamos compelidos a dar de lo que tenemos, sea alimentos, ideas, recursos económicos, medicinas, indumentarias, etc. Y con seguridad que estos desprendimientos caritativos complementaria las respuestas de asistencia que le he inherente al Estado en situaciones de esta naturaleza. Ya que esta pandemia ha demostrado no tener exclusividad social para matar personas. Por tanto, carece de sentido práctico acumular fortuna en medio de una amenaza sanitaria como la actual, donde todos, sin excepción, somos candidatos para perder la vida.

 Es por tanto lógico pensar en cada instante de nuestra existencia que nada nos llevaremos a aquel lugar de donde no hay regreso. Se impone entonces la cordura y sensatez en nuestros comportamientos.  Desapegándonos y poniendo al alcance de los demás, desde una mascarilla, hasta una libra de azúcar. En fin, servir a quienes más lo necesitan en esta hora de tanta angustia, miedo y carencia de la normal supervivencia colectiva.

Nos crecemos en medio de las dificultades cuando actuamos con determinación, responsabilidad y fe. Conscientes de las arduas y complejas tareas que nos toca acometer para lograr los propósitos que conducen a todo tipo de éxito. Por ejemplo, en el contexto de las turbulencias del coronavirus en suelo dominicano, ahí están los médicos, enfermeras y agentes del orden público; todos han jugado un papel estelarísimo dentro del protocolo de acciones que se lleva a cabo para mitigar los   embates de la   pandemia que nos lacera dramáticamente.

 Estos ciudadanos son héroes que ponen en riesgo sus vidas en pos de salvar los demás. Es lo que se llama un verdadero acto de amor!!!!!A ellos, nuestro reconocimiento , respeto y admiración . Habida cuenta de que nos crecemos también, cuando en momentos cruciales hacemos de la humildad una norma de conducta ciudadana que nos lleva a la validación orgullosa de los nóveles colosos de la historia.

Por igual, se impone como entrega de amor sublime que todos incrementemos la habitual cuota de responsabilidad familiar, exigencia del panorama actual de la crisis sanitaria imperante.  Acatando en primer lugar las directrices oficiales que orientan el confinamiento permanente en las casas. Y, en segundo lugar, protegiéndonos las caras y manos con mascarillas y guantes. Así evitaremos contagiar a nuestros seres amados y ayudamos a minimizar la cadena de propagación comunitaria de la epidemia.

En definitiva, nuestra inquebrantable fe en Dios, la solidaridad al servicio de la raza humana y la responsabilidad de amarnos mientras nos dure la vida, son los indicadores meridianos que hemos sabido conjugar como sociedad para sobreponernos victoriosos en esta batalla global llamada Covid-19. Sin perder de vista que, en lo adelante, véase esto como nota critica, debemos convertir la República Dominicana en una nación que planifica su vida a corto, mediano y lardo plazo. Por tanto, no habría que improvisar respuestas y acciones ante la presencia natural de los fenómenos, por decirlo de alguna manera. Puesto que, siempre permaneceremos con cierto nivel adecuado de preparación para resguardarnos lo más posible de cualquier amenaza.

 

¡Gracias por la gentileza de su lectura!

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