Tras dejar la CIA, Campos se lanzó a la política. En 2012 compitió en las primarias republicanas por el Noveno Distrito Congresional de Arizona, donde se definió como “esposa, madre, católica, conservadora y cristiana”.
Durante su campaña, defendió la derogación del Obamacare, el refuerzo de la seguridad fronteriza, la prohibición del aborto y la reducción del gasto público. Aunque la derroto Vernon Parker, su discurso marcó su identidad política: firme en defensa de los valores familiares y la seguridad nacional.
Bajo la administración de Donald Trump, ocupo el cargo de asesora estratégica sénior para América Latina, Europa del Sur, Oriente Medio y África, además de desempeñarse como asesora principal del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes.
Su visión para República Dominicana
Durante su comparecencia ante la comisión del Senado encargada de evaluarla, Campos delineó sus prioridades diplomáticas: fortalecer la seguridad fronteriza, combatir la inmigración ilegal y desmantelar redes de narcotráfico que afectan tanto a Estados Unidos como a la región caribeña.
Además, subrayó su intención de contrarrestar la creciente influencia del Partido Comunista Chino (PCC) en el Caribe, un tema que ha cobrado relevancia en la política exterior de Washington.
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